Era noche de chicas, estábamos
todas, va… casi todas, hacía unos días que no sabíamos nada de una de nosotras,
imaginamos que nada grave le debió ocurrir, pero habíamos establecido que si no
sabíamos nada de Ella esa noche, iríamos hasta su casa para saber si se
encontraba bien, cuando estábamos por empezar a contar nuestras cositas y a
degustar una buena bebida; ahí llego Ella con una sonrisa en su rostro y unos
grande lentes oscuros, la miramos, y enseguida le dijimos -quítate los lentes-,
era de noche y estábamos en casa, en ese momento entendimos el porque de sus
grandes lentes oscuros, sus ojeras no se podían disimular con ningún maquillaje
y ahí supimos la respuesta a tanto silencio de su parte, todas a la vez le dijimos
–queremos saber todo- y Ella no se hizo rogar.
El otro fin de semana había salido
con un grupo de compañeros de trabajo, en el bar donde estaban tomando algo, conoció
a un joven de 1,80 cm de alto, piel negra como el chocolate amargo, labios
generosos, Él era de Nueva York, se encontraba en un viaje de estudios, era su
primer noche en la ciudad y Ella fue la afortunada de enseñarle el idioma y la
ciudad, entre charla y bebidas pasaron la noche, se pasaron el teléfono y al
otro día Ella decidió llamarlo, quedaron en encontrarse en Puerto Madero, se
puso su vestido blanco con puntilla en el escote y ahí estaba Ella junto a su
joven estudiante de intercambio, el sueño de toda chica, Ella lo estaba por
hacer realidad, y fue así, se fueron a su departamento, pasaron la noche
juntos, al otro día, cuando todavía a la tarde le quedaban algunos destellos de
luz, se volvieron a encontrar, fueron rumbo a la casa de Ella y así pasaron
toda la semana, el aprendió a fondo la lengua española, conoció la ciudad, que
limita entre el monte venus y el monte del deseo, los límites eran estrictos,
salir de la ciudad era correr riesgo de muerte y para no morir debía volver a
empezar, Ella se convirtió en una verdadera guía de turismo, que le hizo
recorrer cada uno de los puntos cardinales que limitaban la ciudad, en algunos
momentos paraban para tomar alguna bebida y revisar el mapa que los llevaría al
siguiente destino, sin salir de los limites de la ciudad que da la fantasía
hecha realidad.
Stella Maris
Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa – Escritora
http://historiasmujeresysexo.blogspot.com