martes, 18 de septiembre de 2012

Te amo, no lo olvides


Cuando desperté por la mañana no estabas, ya te habías ido, había una nota que decía “Te amo, no lo olvides”, tu perfume seguía en la almohada, la cual abrase y me quedé un rato más, hasta que llegó la hora de levantarme, en la mesa del comedor junto a la taza de café otra nota que decía “TE AMO, no lo olvides” como desde hace diez años cuando nos conocimos en ese evento de caridad, y nos presentaron, me sentí tan atraída hacia vos que no supe que hacer y vos todo un caballero, me tomaste la mano con firmeza, que creo que me puse colorada aunque vos lo niegues, sigo guardando tus notas, esas que son el testimonio de nuestro amor, que es entre vos y yo, entre las paredes de nuestro mundo, el que construimos después de tus insistencias y mis negativas, cuando las guardo, las vuelvo a leer una a una, es más me gusta ponerles la fecha para saber cuando las escribiste, cada una guarda un momento unico de nuestro amor, creo que ahí fue cuando te empezo a gustar escribirlas para mí, como las flores que llegan sin falta los viernes a las siete de la tarde, siempre con la misma nota “Te amo y nunca voy a dejar de hacerlo, cuando deje de amarte será porque esté muerto y aún así me niego a no amarte”, miro tus cartas y recuerdo cada momento juntos, como fue nuestra primera vez y lo que me dijiste
- no quiero solo una noche de sexo, quiero muchas noches de amor, se que no te puedo dar todo lo que una mujer como vos espera, se que si aceptas, sólo podremos estar juntos a solas...  nadie podrá saber de nuestro amor, pero....te amo y no quiero que lo olvides,... se que sos vos la que pierde más en esto, que lo que yo pierdo, y podes decirme que no ya mismo,  si algo no quiero es lastimarte, puedo irme ahora, antes de que nuestras vidas tomen un camino sin regreso y donde no podremos mirar hacia atrás -,
se que te mire a los ojos y te ame, y te amo como todas las noches y los días que pasamos juntos, en nuestro mundo, el que construimos a base de cartas de amor, de caricias, de gestos y estar juntos a nuestro modo.

Guardé mis pequeñas cartas, porque ya no son tuyas ahora son mías en una caja de madera con cerradura y me fui a trabajar, como siempre el estudio fue una locura todo el día, me sorprendió que no llamaras, pero, por ahí tu día había sido una locura también, llegué a casa prepare algo de cenar, revise el teléfono de casa y nada, eso me resultaba extraño, pero me dije Giuliana no pienses nada malo, seguro tuvo algún problema, mañana llama, y así llegó el nuevo día y la ansiedad se apoderó de mí, tenía que saber que pasaba, tenía que llamarte  a la oficina, la excusa que teníamos para vernos en lugares públicos, era decir que mi estudio de fotografía les brindaba servicios a ustedes, así que llamé, me atendió tu secretaria y cuando pregunte por vos,
Ella me dijo - lamento ser yo quien le de está noticia, pero el Señor Luciano murió ayer de un infarto, cuando llegó a la oficina, estaba tan contento...... -
se que Ella hablaba, pero yo ya no escuchaba, sentía que el cuerpo me abandonaba, que el aire me faltaba y .....que no podía entender que me estaba diciendo tu secretaria a través del teléfono,
hasta que le dije - ¿como, que está muerto,? pero.....-;
Ella, repitió más serena todo nuevamente, - Él llegó tan contento ayer, me pidió un café y cuando se lo lleve estaba en el piso muerto, por lo menos no sufrió, ¿Usted necesita algo de la oficina? -
se que como pude le dije - sólo quería hacerle una consulta nada importante -,
le pregunté te velaban, así que Ella  me dió todas las indicaciones, las anoté como pude, casi no podía ver, tenía los ojos llenos de lágrimas y en eso entró Roberto, que me pregunto enseguida que me pasaba, me abrazó para contener mi dolor, ese dolor que me invadía el corazón, el alma, el cuerpo y no se que más, como siempre Roberto era algo más que un socio, es ese amigo incondicional que siempre está al lado mio y no importa como, pero Él siempre está para rescatarme, me miró y sin que yo le pidiera nada, ,
me dijo - Yo te acompaño, lavate la cara, maquillate, Yo soy el que voy a hablar, algo se me va a ocurrir -
y así fue, puse una máscara en mí rostro, Roberto nos presentó, se que algo dijo, pero Yo estaba más ocupada en mantener la poca compostura que me quedaba, ahí estabas y Yo quería gritar - TE AMO y no se que voy a hacer sin vos -  creo que Roberto supo que algo haría y me tomó tan fuerte del brazo que  me causó dolor, eso me trajo de vuelta, nos quedamos lo suficiente, para que pudiera verte por última vez y nos fuimos.

Me fui y te deje y deje una parte de mí....junto a vos, algo que jamás iba a recuperar, llegue a casa, se que me acosté, cuando desperté habían pasado dos días...  Roberto, estaba en el living hablando por teléfono, me miró y sonrió,
le dije - decime que fue un sueño, un mal sueño -
Roberto - cuanto quisiera decirte que nos fumamos unos porros y tuviste un viaje alucinante, que me tuve que quedar a acompañarte, porque no sabía si encontrarías el camino a casa, pero... la verdad es que no, nos fumamos un porro y si todo fue real, Luciano murió, pero antes de que vuelvas a llorar y se que lo vas a hacer tantas veces, que vas a pensar de donde saco tantas lágrimas, sólo recordá esto, lo que te dijo su secretaria, “Él estaba feliz”  cuando llegó a la oficina, había estado con vos esa noche, se habían amado como hace diez años que lo hacían no era un amor sólo físico, su amor estaba unido al deseo, a la pasión, al intelecto, al alma, iba más allá de una relación, así que cuando vuelvas a llorar, recordá que “Él estaba feliz” y vos le habías dado esa felicidad. -

Se que me senté junto a Roberto y me puse a llorar, creo que así pasé varios días y Roberto se quedaba en el living de casa, para no dejarme sola, me desperté con la sensación de que había oído tu vos que me decía “Te Amo, no lo olvides”; cuando abrí los ojos, no....no estabas, me levante me dí una ducha, abrí el placard, tomé una bolsa y comencé a guardar tu ropa en ella, Roberto que dormía en el living, se levantó, me miró, no dijo nada y me ayudo a guardar la ropa, lo mire, y le dije - tenemos trabajo que hacer, antes pasemos por la iglesia que dejo la ropa -, retomé una parte de mi vida, la otra parte, se había ido con vos y no se cuando va a volver a mí lado, cuando volvimos a casa, Roberto decidió quedarse unos días más, decía que el sillón era más cómodo que su cama, tomé la caja de madera donde guardaba mis cartas, tus cartas, se las mostré a  Roberto, nadie las había visto hasta ese momento, le conté la historia de cada de esas pequeñas cartas, Él me miraba con atención, en silencio, reíamos por algunas de las anécdotas y en otras me daba su pañuelo porque no podía parar de llorar, cuando termine le dije
- vení, acompañame -
salimos al jardín de casa, tomé la caja de fósforo y cuando estaba por encender uno, Roberto tomó mi mano y  me dijo
- estás segura de querer quemar sus cartas, es lo único que te queda, y si después te arrepentís, se que si las tenés las vas a leer y llorar, pero también se que si no las tenés vas a llorar, así que pensalo, espera......a estar algo más tranquila -
le dije - se que voy a llorar, pero si las tengo el dolor se va hacer mas grande, y además como seguir guardando las cartas de un amor, que solo compartimos Él y Yo, donde nadie fue testigo, donde el mundo nunca supo de nuestro amor, como dejar algo que pueda poner en peligro ese secreto de amor, en donde los dos éramos los protagonistas de... un amor secreto, lo que los dos vivimos murió con Luciano, ya nada tengo, ya nada de eso voy a volver  a vivir, no puedo reclamar nada, hace diez años acepte, ser su amante, estar en la sombras, ser la querida, la otra, la que no tiene nombre y no es nombrada, acepte vivir el amor sin día fijo, sin hora fija, sin hacer reclamos, sin hacer preguntas, acepte su amor en cuotas, por ese amor que viví, nada de esto puede seguir, nada de esto existió, los recuerdos, son solo eso, recuerdos que están en mi mente, a los que nadie puede acceder sin que Yo los libere, estas cartas, pueden llegar a cualquiera y eso sería poner en peligro nuestro amor secreto, su recuerdo y no quiero eso -.

Tomé un fósforo, encendí el fuego y fui quemando cada carta, con su recuerdo, se fueron convirtiendo en ceniza, tenía la sensación de que el fuego estaba hambriento y a cada carta la devoraba con lujuria y mi dolor también era devorado por el fuego, cuando llegué a la última la leí en voz alta  “te amo, no lo olvides” .



Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa - Escritora

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com


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